El medio ambiente hoy en día
Vivimos en una época que muchos denominan el Antropoceno. El ser humano se ha convertido en la especie más influyente del planeta, provocando un importante calentamiento global y otros cambios en la tierra, el medio ambiente, el agua, los organismos y la atmósfera.
La palabra Antropoceno proviene de los términos griegos de humano (‘anthropo’) y nuevo (‘cene’), pero su definición es controvertida. Se acuñó en la década de 1980 y se popularizó en 2000 por el químico atmosférico Paul J Crutzen y el investigador de diatomeas Eugene F Stoermer. El dúo sugirió que estamos viviendo una nueva época geológica.
Está ampliamente aceptado que nuestra especie, el Homo sapiens, ha tenido un impacto tan importante en la Tierra y sus habitantes que tendremos una influencia duradera -y potencialmente irreversible- en sus sistemas, su entorno, sus procesos y su biodiversidad.
La Tierra tiene 4.500 millones de años, y los humanos modernos sólo llevan unos 200.000 años. Sin embargo, en ese tiempo hemos alterado fundamentalmente los sistemas físicos, químicos y biológicos del planeta del que dependemos nosotros y todos los demás organismos.
Ensayo sobre la naturaleza antes y ahora
Esta narración de Nathaniel Rich es una obra de historia, que aborda el período de 10 años que va de 1979 a 1989: la década decisiva en la que la humanidad llegó a comprender ampliamente las causas y los peligros del cambio climático. El texto se complementa con una serie de fotografías y vídeos aéreos, todos ellos tomados durante el último año por George Steinmetz. Con el apoyo del Centro Pulitzer, este artículo en dos partes se basa en 18 meses de reportajes y más de cien entrevistas. Sigue los esfuerzos de un pequeño grupo de científicos, activistas y políticos estadounidenses para dar la alarma y evitar la catástrofe. Para muchos lectores será una revelación -una agonizante revelación- entender hasta qué punto comprendieron el problema y lo cerca que estuvieron de resolverlo. Jake Silverstein
El mundo se ha calentado más de un grado centígrado desde la Revolución Industrial. El acuerdo climático de París -el tratado no vinculante, inaplicable y ya incumplido que se firmó el Día de la Tierra en 2016- esperaba restringir el calentamiento a dos grados. Las probabilidades de lograrlo, según un estudio reciente basado en las tendencias actuales de las emisiones, son de una entre 20. Si por algún milagro somos capaces de limitar el calentamiento a dos grados, sólo tendremos que negociar la extinción de los arrecifes tropicales del mundo, la subida del nivel del mar de varios metros y el abandono del Golfo Pérsico. El climatólogo James Hansen ha calificado el calentamiento de dos grados como “una receta para el desastre a largo plazo”. El desastre a largo plazo es ahora el mejor escenario. El calentamiento de tres grados es una receta para el desastre a corto plazo: bosques en el Ártico y la pérdida de la mayoría de las ciudades costeras. Robert Watson, antiguo director del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, ha argumentado que un calentamiento de tres grados es el mínimo realista. Cuatro grados: Europa en sequía permanente; vastas zonas de China, India y Bangladesh reclamadas por el desierto; la Polinesia tragada por el mar; el río Colorado reducido a un hilo; el sudoeste americano prácticamente inhabitable. La perspectiva de un calentamiento de cinco grados ha llevado a algunos de los principales científicos del clima del mundo a advertir del fin de la civilización humana.
Medio ambiente antes de los 50 años y ahora
Los posibles efectos futuros del cambio climático global incluyen incendios forestales más frecuentes, períodos de sequía más largos en algunas regiones y un aumento del número, la duración y la intensidad de las tormentas tropicales. Crédito: Izquierda – Mellimage/Shutterstock.com, centro – Montree Hanlue/Shutterstock.com.
El cambio climático global ya ha tenido efectos observables en el medio ambiente. Los glaciares se han reducido, el hielo de los ríos y lagos se rompe antes, las áreas de distribución de plantas y animales se han desplazado y los árboles florecen antes.
Los científicos confían en que las temperaturas globales seguirán aumentando durante las próximas décadas, en gran parte debido a los gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que incluye a más de 1.300 científicos de Estados Unidos y otros países, prevé un aumento de la temperatura de entre 2,5 y 10 grados Fahrenheit durante el próximo siglo.
Según el IPCC, el alcance de los efectos del cambio climático en las distintas regiones variará con el tiempo y con la capacidad de los diferentes sistemas sociales y medioambientales para mitigar o adaptarse al cambio.
Ensayo sobre el medio ambiente en el pasado
1970 fue un año monumental para el movimiento ecologista. Además del primer Día de la Tierra, el Congreso autorizó la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA), el Consejo Presidencial de Calidad Ambiental (CEQ) y la creación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). La NEPA, el CEQ y la EPA situaron las cuestiones medioambientales en el escenario de la política nacional e hicieron del medio ambiente una prioridad para los organismos federales. Estas entidades siguen existiendo hoy en día y continúan asegurando que los factores medioambientales sigan siendo una prioridad en nuestro sistema político.
La EPA fue creada por una orden ejecutiva del Presidente Richard Nixon el 9 de julio de 1970. La agencia comenzó abordando los principales problemas medioambientales de la contaminación del aire y del agua. El Congreso autorizó la Ley de Aire Limpio en el primer año de la EPA, permitiendo a la agencia establecer normas nacionales de contaminación para garantizar una calidad de aire saludable. La Ley de Agua Limpia le siguió dos años después.
La protección del aire y del agua sigue siendo hoy una de las principales prioridades de la agencia. Pero, a diferencia de lo que ocurría en los años 70, la EPA está aplicando formas más creativas y rentables de abordar esos problemas, como el uso de infraestructuras verdes. Ayer mismo, la administradora de la EPA, Lisa Jackson, firmó un acuerdo histórico con la ciudad de Filadelfia, en su empeño por convertirse en la ciudad más ecológica de Estados Unidos. El acuerdo supone el respaldo de la agencia al plan “Ciudad verde, aguas limpias”, de 2.400 millones de dólares, para utilizar árboles y céspedes para hacer frente a la contaminación de las aguas pluviales en Filadelfia. Muchas ciudades también están utilizando estrategias similares de infraestructura verde para aliviar el impacto de las tensiones ambientales, como la contaminación, en sus comunidades.