Desventajas de la energía hidroeléctrica
La energía hidroeléctrica es cualquier energía utilizable generada a partir del agua, ya sea procedente de turbinas, presas o cualquier otra fuente. Como ocurre con cualquier fuente de energía, renovable o no, la energía hidroeléctrica tiene pros y contras asociados a su uso. Vamos a repasar algunas de las principales ventajas e inconvenientes de la tecnología hidroeléctrica.
La energía hidroeléctrica es la fuente de electricidad renovable más utilizada desde hace muchos años y, como cualquier otra opción energética, tiene varias ventajas e inconvenientes. He aquí algunas de las principales que hay que tener en cuenta:
Por el lado de los pros, la energía hidroeléctrica es una fuente de energía limpia y renovable que se combina bien con otras tecnologías de energía renovable y, en algunos casos, puede utilizarse para satisfacer los picos de demanda de electricidad. En el lado de los contras, las instalaciones hidroeléctricas tienen un impacto negativo en el entorno físico que las rodea, suelen ser caras de construir y quedan pocos lugares adecuados para los embalses y las centrales hidroeléctricas.
Ventajas de la energía hidroeléctrica1. La energía hidroeléctrica es barata a largo plazoAunque los costes iniciales de la energía hidroeléctrica son elevados, se ha demostrado que es una de las formas de energía renovable más baratas a largo plazo. Una vez que se ha construido la infraestructura necesaria, el mantenimiento es menor que el de otras formas de energía y se están realizando mejoras para aumentar el rendimiento de la energía hidroeléctrica.2. La energía hidroeléctrica se produce en el paísA diferencia de los combustibles fósiles y la mayoría de los paneles solares disponibles, la energía hidroeléctrica se produce completamente en Estados Unidos. Esto es importante por el crecimiento de los puestos de trabajo que conlleva y porque no hay necesidad de depender de la importación de artículos de otros países.3. La energía hidroeléctrica puede utilizarse para el riegoAdemás de generar energía, las instalaciones hidroeléctricas también tienen la importante ventaja de poder proporcionar una fuente de riego para los cultivos de las zonas circundantes. Especialmente en zonas donde la lluvia es escasa y las sequías son frecuentes, los embalses hidroeléctricos pueden utilizarse como fuente limpia y fiable de agua dulce.
Cuánto de la energía mundial proviene de la energía hidroeléctrica
Nada es perfecto en la Tierra, y eso incluye la producción de electricidad con agua corriente. Las instalaciones de producción hidroeléctrica no son perfectas (la construcción de una presa cuesta mucho y además puede tener efectos negativos en el medio ambiente y la ecología local), pero la producción de energía hidroeléctrica tiene una serie de ventajas frente a la producción de energía con combustibles fósiles.
Representantes de más de 170 países llegaron a un consenso en la Máxima Conferencia Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo (2002), y en el III Foro Mundial del Agua, en Kioto (2003): la generación hidroeléctrica es renovable y tiene ciertos méritos Aquí hay diez razones que les llevan a esta conclusión.
La hidroelectricidad utiliza la energía del agua corriente, sin reducir su cantidad, para producir electricidad. Por lo tanto, todos los aprovechamientos hidroeléctricos, de pequeño o gran tamaño, ya sean de pasada o de acumulación, encajan en el concepto de energía renovable.
Las centrales hidroeléctricas con embalses de acumulación ofrecen una flexibilidad operativa incomparable, ya que pueden responder inmediatamente a las fluctuaciones de la demanda de electricidad. La flexibilidad y la capacidad de almacenamiento de las centrales hidroeléctricas las hacen más eficientes y económicas para apoyar el uso de fuentes intermitentes de energía renovable, como la energía solar o la eólica.
Consecuencias medioambientales de la energía hidroeléctrica
La necesidad de acceder a una energía sostenible se ha convertido en una prioridad en la agenda internacional. En las últimas décadas, la energía hidroeléctrica se ha consolidado como una solución a esta demanda y una fuente de energía renovable muy valiosa en todo el mundo.
La energía hidráulica, también conocida como energía hidroeléctrica, aprovecha la fuerza del agua en movimiento para producir electricidad. El uso de los recursos hídricos como fuente de energía es una práctica milenaria. En el siglo IV a.C., el imperio persa ya utilizaba ruedas hidráulicas para regar los campos y molinos de agua para moler el grano.
Su mayor desarrollo llegaría con la revolución industrial en Gran Bretaña, cuando se utilizó como fuente de energía para los nuevos inventos. Concretamente, a finales del siglo XIX, James B. Francis consiguió desarrollar una turbina hidráulica de gran eficacia, dando lugar a la turbina Francis, capaz de transformar la energía potencial del agua en energía rotacional aplicada a un eje. En la actualidad, la turbina Francis es la más utilizada en las centrales hidroeléctricas renovables.
Impacto medioambiental de las centrales hidroeléctricas
El agua es la sustancia más abundante de la Tierra, ya que cubre las tres cuartas partes del planeta. El agua salada representa el 97,5% del total. Del 2,5% restante (agua dulce), sólo un tercio es económicamente accesible.
*Tomado de un estudio que presenta los resultados típicos de América del Norte para la misma cantidad de energía generada. Cada uno de los GEI estudiados se convirtió en su equivalente de CO2. Esta evaluación del ciclo de vida, realizada en 2001 por Hydro-Québec, tiene en cuenta todas las emisiones de un sistema energético, desde su construcción hasta su retirada del servicio.
En el complejo de La Grande, el agua pasa por las turbinas de ocho estaciones generadoras nada menos que siete veces. Esto significa que la misma agua genera electricidad siete veces antes de desembocar en Baie James.
Un gas de efecto invernadero (GEI) es un gas presente en la atmósfera, de origen natural o artificial, que absorbe y refleja los rayos infrarrojos procedentes de la superficie terrestre. El aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, como los gases previstos en el Protocolo de Kioto (dióxido de carbono, óxido nitroso, metano, hexafluoruro de azufre, hidrocarburo fluorado, hidrocarburo perfluorado), contribuye al cambio climático.