Electricidad respetuosa con el medio ambiente
La energía renovable es aquella que procede de recursos que no pueden agotarse o que se reponen constantemente con el tiempo. Los ejemplos más comunes de energía renovable son la energía solar, la eólica, la geotérmica, la hidroeléctrica y la biomasa. Muchas formas de energía renovable proceden directa o indirectamente del sol; otras provienen del calor de la tierra o de la atracción gravitatoria de la luna.
Mientras que algunos tipos de energía renovable, como la solar y la eólica, son prácticamente ilimitados, los recursos renovables, como la biomasa, se reponen en el transcurso de la vida humana. Esta es una distinción clave con respecto a las fuentes de energía no renovables como el carbón, el petróleo y el gas; estos recursos tardan millones de años en formarse en las profundidades de la tierra y, por tanto, se agotan muchas veces más rápido de lo que pueden regenerarse de forma natural.
Los términos “energía renovable” y “energía limpia” se utilizan comúnmente para describir la energía derivada de recursos renovables. Aunque a menudo se utilizan indistintamente, es importante entender las diferencias entre estos dos términos, ya que cada uno se refiere a un tipo de energía ligeramente diferente.
La mejor fuente de energía para el medio ambiente
Ya lo has oído todo: el calentamiento global y la contaminación han ido afectando a nuestro planeta poco a poco cada año. Seguro que a todos nos han pedido que escribamos una redacción sobre cómo ayudar a resolver nuestros problemas medioambientales, pero ¿realmente vivimos nuestras vidas de forma tan sostenible como deberíamos?
Con todas las conversaciones sobre el cambio climático, uno de los cambios más significativos que pueden hacer los consumidores es pasarse a las energías renovables. Lo cierto es que su creciente popularidad la ha convertido en la fuente de energía de más rápido crecimiento en el país. Quizá pienses: “¿Realmente importa la fuente de mi electricidad?”. La respuesta es un rotundo sí. Para demostrártelo, hemos reunido las ventajas de las fuentes de energía ecológicas a continuación.
El uso de la energía tradicional genera un enorme impacto medioambiental en el aire, el agua y los recursos terrestres. En la actualidad, el mundo produce electricidad principalmente a través del carbón y el gas, dos de los mayores contribuyentes al aumento de los niveles de CO2 en el planeta.
El gas de efecto invernadero acumulado es responsable del efecto invernadero, aumentando la temperatura media de la superficie de la tierra. Además, este cambio de temperatura altera el ecosistema, haciendo que disminuya el número de especies vegetales y animales, lo que en última instancia afecta a nuestra biodiversidad.
La energía renovable más potente
Tenemos que encontrar soluciones que nos ayuden a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además de ser bueno para el planeta, también lo es para nuestra salud (menos contaminación), la seguridad de nuestros suministros energéticos y la economía, ya que crea nuevos puestos de trabajo.
Una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es utilizar más energías renovables, como la eólica y la solar. Éstas proporcionan un suministro inagotable de energía, a diferencia de los combustibles fósiles, que se agotarán algún día. Y, a diferencia de la quema de combustibles fósiles en las centrales eléctricas, la generación de electricidad a partir de energías renovables produce pocos o ningún gas de efecto invernadero.
Conseguir que una mayor parte de nuestra energía provenga de fuentes renovables no solo reduce las emisiones, sino que también significa gastar menos en importaciones de carbón, petróleo y gas de fuera de la UE. En 2018, casi el 19% de la energía de la UE procedió de las renovables.
Los países de la UE se esfuerzan por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, para ayudar a la UE a cumplir sus objetivos globales de reducción: -20% para 2020 y al menos -40% para 2030 en comparación con 1990. Para 2050, la UE aspira a ser neutral desde el punto de vista climático, reduciendo las emisiones y aumentando la eliminación de gases de efecto invernadero de la atmósfera para alcanzar las emisiones netas cero.
La fuente de energía más ecológica
Todas las fuentes de energía renovables son firmes aspirantes al título de “fuente de energía más ecológica”, ya que aprovechan fuentes de energía neutras en cuanto a emisiones de carbono, como el sol o el viento, y no causan contaminación atmosférica, lo que las sitúa a leguas por delante del carbón o el gas.
Sin embargo, elegir un claro ganador es complicado. Si se tienen en cuenta las emisiones asociadas a su fabricación e instalación, la energía hidroeléctrica es la que tiene la menor huella de carbono, según un importante estudio.
Pero también hay que tener en cuenta muchos otros impactos ambientales. Por ejemplo, la construcción de presas hidroeléctricas puede causar trastornos en los ecosistemas fluviales, mientras que la fabricación de paneles solares suele implicar productos químicos tóxicos.